domingo, 4 de octubre de 2009

Cosas que agradecer a las tortugas

Hasta hace poco, yo no tenía cuenta de facebook. Pero si la hubiera tenido, y si hubiera existido un grupo llamado "Todos esos jovenachos pop español jamás darán al mundo nada más que náuseas", juro que me habría convertido en su paladín y cruzado. Pero la realidad no tiene misericordia de nadie, ni siquiera de los idiotas. Así que tuvo que venir Apa un día y enseñarme esto, firmado por unos seres humanos que hácense llamar Vetusta Morla:



Seré claro: no sé si lo que esta gente hace es exactamente pop, o rock, o pulch o mundungus; cada día, la verdad, me interesan menos esos afanes de bibliotecario que buscan poner nombre a todo, y que en arte tienden más a fracasar que a aportar directrices útiles. Al final, lo que tienes es el producto, ¿no? Y el producto puede ser o bueno o malo. Lo terrible de gran parte de la música actual es lo mala que es, no el nombre que lleva.

Pues bien, entonces: ¿qué hay en La marea, de Vetusta Morla, que la hace digna de mención? Una cosa muy simple a la que, en general, se le hace poco caso: po-e-sí-a. Y qué es poesía, becquerianamente preguntamos; pues poesía es usar las palabras no para transmitir datos, sino para crear emociones. Habitualmente, ambas cosas están relacionadas; quiero decir que es lógico crear alguna emoción si uno describe la agonía de un pez abandonado fuera del agua y que se está asfixiando. Ahora: hay cierto género de poesía, la que es, yo creo, más auténtica, la que es poesía en estado puro, en el que uno no puede encontrar esa correlación. Analizamos los datos y no hay nada especialmente emocional; pero al imaginar la sucesión de imágenes que el poeta propone, aunque la información no describa una situación específicamente emocional, aparecen emociones. Eso es poesía. Y eso lo tenemos en La marea; y por todas partes, por cierto. No evitaré recomendar el estribillo, que es estupendo; y ojo, mucho ojo, a la estrofa que empieza con "La marea me dejó / unas conchas sin nombre": canela en rama.

Por eso, por todo eso, cinco bravos para Vetusta Morla: por recordarnos qué es la poesía; por demostrarnos que es posible hacerla en un contexto comercial; y por no cejar en tener buen gusto independientemente de los nombres. Bravo, bravo, bravo, bravo.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con que la letra está bastante bien. Pero musicalmente la canción es bastante repetitiva, y la forma de cantar de Pucho no es especialmente de mi gusto.

    Y bajo mi punto de vista este grupo se define así: buenas letras, aunque algo monótonas y con mucha tendencia a repetir la primera línea, y una música sencilla, sin ninguna melodía especialmente brillante.

    Si te ha gustado este tema escucha 'Copenhague', posiblemente su mejor canción.

    Eso sí, en el panorama musical nacional, son de lo mejorcito junto a Catpeople.

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  2. Sip, estoy de acuerdo en que la música es un poquito cualquier cosa, aunque a mí, en este caso, no me molesta. Es de esas músicas que yo defino de "adecuadas": tienen una letra buena, la acompañan, no la estorban y ahí termina un poco su papel. Tengo sensaciones parecidas muy a menudo con Sabina: me parece que no reinventará la escala cromática pero sabe dónde plantarse para ofrecer algo que funciona, teniendo en cuenta que tiene puntos más fuertes que la música. Sin que esta situación me llene de alegría y gozo (mejor sería una buena letra y una buena música), al menos demuestra cierta inteligencia. ¿No te parece?

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